Una caja es una caja es una caja

Una caja es una caja es una caja

Luis Fernández-Galiano   /  Fuente:  El País
31/12/1999


Atacan las cajas. Tras la verbena formal de los años ochenta, los arquitectos se pusieron ceniza en la frente y en el lápiz. Ahora, mediada la década siguiente, los efectos de esta disciplina penitencial comienzan a advertirse en una floración geométrica de cajas esenciales que tienen en la Suiza alemana su más radical reducto. Escuetos y exquisitos, estos manifiestos minimalistas son medicinales. Sin embargo, su áspero hermetismo y extrema abstracción corren el riesgo de hacerlos infranqueables al gusto general.

La ortodoxia moderna defendía la sencillez, la eficacia y el laconismo. Alumbrada en los difíciles experimentos de entreguerras y aceptada globalmente en los años cincuenta, la arquitectura moderna halló enseguida signos de desafecto ante su parquedad comunicativa. Las revisiones de los sesenta trajeron los esfuerzos populistas y contextuales de los setenta, y éstos, el insufrible estrépito confuso de la última década. Tras la intoxicación mareante de referencias de los historicismos posmodernos, y después de la pesadilla cruel de la deconstrucción puntiaguda, parecía inevitable una resaca de sobriedad y abstracción. Las cajas de piel fría representan esa alternativa cautelosa, sedante y curativa...[+][+]


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