Richard Meier

29/02/2000


Érase una vez un arquitecto, encerrado en sí mismo y condenado por un bestial hechizo tardomoderno, que repetía una y otra vez su repertorio de edificios arropados entre pliegues de chapa blanca, siempre en busca de alguna Bella Arte que le concediera sus favores. Mas éstas le esquivaban y su obra se marchitaba sin remedio. Pero la inocente Arquitectura tiene un padre metido en líos, medio artista, medio técnico y medio negociante, que es atrapado por el bestia del arquitecto en un pacto atroz. Arquitectura tendrá que bailar con el temible Meier.

Aprovechando la ocasión que le brinda papá Forster, el arquitecto hechizado hace preparar una recepción en su palacio para atraer a la Bella. En el gran salón de su Disneylandia particular, consigue un baile de la inocente niña. La Arquitectura coquetea con la bestia. Meier ha conseguido su redención. Por fin la belleza ama lo excesivo.

Pero éste es un dibujo coral, el único de la serie, por exigencias del guión. Ya que Meier hacía de Bestia, alguien tenía que hacer el papel de sus servidores en el cuento. Son los cortesanos que habían sido convertidos en utensilios de palacio y ahora forman un corro de menaje que baila alrededor de la extraña pareja. A Disney le encantaba llevar a la pantalla esa parte de los cuentos: los utensilios que bailan. Desde La Bella Durmiente, el menaje hace de telonero para números musicales. En esta historieta, los colegas del arquitecto, hechizados como él por sus complicidad perversa y sus inventos contra natura, danzan felices, seguros de que la sonrisa de Bella Arquitecura será su redención. El casting es como sigue: Plumero Johnson es el disfraz impuesto al flaco y avieso arquitecto tanto tiempo vinculado al MoMA; Tetera Stirling, la forma mágica del corpulento británico autor de travesuras como el museo de Stuttgart; Reloj Pei es el uniforme que apresa al creador de la pirámide de Mitterrand en el Louvre; Candelabro Eisenman es el hechizo propio para el artista juguetón del Wexner Center, que brilla pero no alumbra; y el Perchero Nouvel es la forma esquelética del orondo francés arquitecto del edificio dedicado al mundo árabe. Los acompaña el Chico Taza, que seguramente es sólo un delineante desconocido de Meier para el museo de Barcelona.


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