Que las imágenes llegan antes que las palabras es una afirmación difícil de rebatir. Pero igual de cierto es que, desde la écfrasis clásica, las representaciones visuales se han mostrado junto con comentarios escritos, hasta convertir al verbo en un acompañante habitual que refuerza o altera su mensaje. Si bien la fotografía cambió nuestros modos de ver, la aparición de este nuevo medio no acabó del todo con el texto y también necesitó de anotaciones que lo matizasen. Incluso en una era mediática como la actual, basada en el consumo constante de imágenes, seguimos requiriendo pies de foto para contextualizar los millones de posts por segundo que compartimos en nuestras redes sociales.
Es precisamente esta escritura de lo visible uno de los modus operandi de María Bleda y Jose María Rosa. A lo largo de más de tres décadas de producción compartida, han combinado la disciplina sistemática y el rigor compositivo de la fotografía documental con un imaginario propio, en el que los dípticos de paisajes se superponen a sus lugares, las arquitecturas del detalle a evocadores relatos literarios o las canónicas tipologías a sus particulares definiciones. Todo ello construye una constelación de imágenes con múltiples lecturas, donde se relacionan el territorio, el tiempo y la memoria.
De los iniciáticos Campos de fútbol a sus vertebradores Campos de batalla, o a su más reciente Prontuario, su obra se recoge aquí por primera vez al completo, fruto de la exposición presentada por la Fundación Mapfre en Barcelona y el Museo ICO en Madrid, y bien acompañada por textos de la comisaria de la muestra y de los autores del catálogo. Además de su inherente y aparentemente involuntaria excelencia estética, la visión conjunta de su producción permite un recorrido tanto por geografías anónimas como por asentamientos de la Antigüedad o por coyunturas históricas, pero sobre todo da buena cuenta de que las imágenes llegan mejor con las palabras.