‘Ni lo nuevo ni lo viejo: lo necesario.’ Bajo esa cita de Tatlin se reunió en Pamplona, en junio de 2014, el tercer congreso de la Fundación Arquitectura y Sociedad. Como los dos anteriores, celebrados en 2010 y 2012, el evento congregó a arquitectos canónicos o emergentes de varios continentes en torno a un lema de proyección social; y al igual que en ellos, Arquitectura Viva —que participó destacadamente en la organización de los mismos y editó a su término el libro que sirve como registro o testimonio de lo allí debatido— completa el ciclo de reflexión con un número que extiende el contenido de la reunión en el Baluarte. Y si en las citas previas los rótulos ‘Más por menos’ y ‘Lo común’ exploraban las exigencias de austeridad suscitadas por la crisis, así como la imprescindible solidaridad que demanda el entorno económico y social, en esta ocasión el congreso articuló sus sesiones alrededor de la noción luminosa y ambigua de la necesidad.

¿De qué hablamos cuando hablamos de arquitectura necesaria? El término evoca un conjunto difuso de arquitecturas esenciales, construcciones mínimas y obras de emergencia enhebradas por la modestia de los recursos empleados, la sostenibilidad elemental de sus materiales y técnicas, y la urgencia social de las demandas que atiende. Este es el espíritu con el que se han elegido las obras de este número, el mismo que anima el artículo de Juhani Pallasmaa sobre tres ‘constructores necesarios’ —dos de los cuales, Francis Kéré y Anna Heringer, participaron en los dos congresos anteriores y se ilustran en las portadas respectivas de Arquitectura Viva—, y también el que en el tercer congreso de Pamplona representaron figuras como Anupama Kundoo o Peter Rich: un espíritu no muy diferente del que inspiró la muestra ‘The Architect is Present’, en el que intervinieron con su obra y su presencia en conferencias y talleres varios de los arriba mencionados.

Sin embargo, en contextos de menor precariedad que los latinoamericanos, africanos o asiáticos aquí recogidos, la noción de arquitectura necesaria debe extenderse para acoger obras de gran dimensión, importantes presupuestos y significativo impacto simbólico, muchas de tanta utilidad social como las infraestructuras que modelan el territorio y transforman los paisajes urbanos. Por este motivo estuvieron en Pamplona maestros como Álvaro Siza o las irlandesas Grafton Architects, y por eso también reproducimos en este número la intervención allí del crítico italiano Fulvio Irace, que evocando a Ruskin formula ‘las siete lámparas de lo necesario’, que desbordan la mera satisfacción de lo elemental para recordar nuestra necesidad de belleza, calidad, devoción, deseo, verdad, visión y memoria. Arquitectura necesaria pues frente a la desmesurada o excesiva; pero necesaria igualmente frente a los que la juzgan prescindible o superflua. 


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