Eisenman/Krier: entre las utopías y las ideologías
House IV vs. Atlantis
Todo el mundo sabe que Philip Johnson y Henry-Russell Hitchcock vaciaron la arquitectura moderna europea de su contenido social y cultural en una exposición celebrada en 1932 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Su intención era proporcionarle un envoltorio adecuado al consumo norteamericano, hacerla (como dijo en su momento Catherine Bauer, una reformadora de la vivienda) «fiable para los millonarios», o bien (como más tarde escribiría Colin Rowe, crítico de arquitectura, en su introducción al libro Five Architects) «fiable para el capitalismo». En las décadas siguientes, la arquitectura moderna —por entonces conocida comúnmente como Estilo Internacional, y convertida en una exportación norteamericana más que una importación europea— se transformó en una estética dominante en la que la innovación tecnológica y el virtuosismo formal aplastaron las aspiraciones reformistas iniciales. Derivada de la Guerra Fría, la nueva corriente del ‘fin de la ideología’ —un lema popularizado por el sociólogo norteamericano Daniel Bell en un libro de 1960 que llevaba ese mismo título— reemplazó a las viejas lealtades marxistas y socialistas, al tiempo que promovía implícitamente los objetivos de la modernización capitalista. Para Rowe, ese utópico programa de la cultura moderna que consistía en propiciar una sociedad más igualitaria y democrática había demostrado ser ilusorio y, aun peor, había revelado su faceta autoritaria. La única escapatoria de esos males gemelos que eran la dictadura totalitaria y la cultura consumista impulsada tecnocráticamente parecía ser entonces la arquitectura como arte, o la estética formalista... [+]