Opinión 

Pragmatismo y arquitectura

Joan Ockman 
31/10/2001


Salvo raras excepciones, los arquitectos no son filósofos. No obstante, y por encima de los restantes productores de cultura, parecen ser pragmáticos ‘por intuición’. Éste fue uno de los pensamientos que me abordaron en el congreso ‘Things in the Making: Contemporary Architecture and the Pragmatist Imagination’ (Cosas en proceso: arquitectura contemporánea e imaginación pragmática), organizado en noviembre de 2000 por el Museum of Modern Art de Nueva York. Yo misma y el director del departamento de arquitectura y diseño del museo, Terence Riley, organizamos el evento, que se prolongó durante dos días. El filósofo John Rajchman, que impartió una de las conferencias inaugurales, nos ayudó a enmarcar los temas. Nuestro objetivo había sido cuidadosamente calculado: queríamos lanzar la sombra de una duda en el vacío intelectual que se ha abierto en la arquitectura tras el ‘agotamiento teórico’ de finales de los noventa. Queríamos comprobar si el pragmatismo, que en los últimos años ha sido objeto de un revival en campos como la crítica literaria y el derecho, así como el feminismo y la teoría política, podía servir además para volver a cuestionar verdades arquitectónicas esclerotizadas. La frecuente combinación del pragmatismo genérico (con ‘p’ minúscula) —asociado, casi siempre peyorativamente, con el espíritu práctico, el oportunismo y la instrumentalización— y el Pragmatismo filosófico (con ‘P’ mayúscula)— la tradición intelectual de sus padres fundadores, Charles Sanders Peirce, William James y John Dewey— supone tanto un peligro como un desafío. Por eso resultaba valioso contar con la presencia de dos de las más reconocidas figuras vinculadas a lo que ha venido en llamarse ‘neopragmatismo’, Richard Rorty y Cornel West, que discutieron durante el congreso con Peter Eisenman y Rem Koolhaas, respectivamente... [+]



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