Algún publicista de la casa sugirió que el nuevo MoMA era como ese campo de golf favorito al que, para sorpresa de uno, se le añaden nueve hoyos. Con un coste de 450 millones de dólares, el ilustre estudio de arquitectura local Diller Scofidio + Renfro (DS+R) ha ampliado en un cuarto la superficie expositiva del museo y, con ello, ha introducido la innovación en una institución que hasta ahora —y sorprendentemente— había sido reticente al cambio. Tras las dos anteriores y celebradas ampliaciones a cargo de César Pelli (1984) y Yoshio Taniguchi (2004), las salas principales dedicadas a pintura y escultura resultaban muy parecidas, y seguía dominando el eje París-Nueva York, si bien con paseos por la Alemania de los expresionistas, la Italia de los futuristas y la Holanda del De Stijl. En ambas ampliaciones, el pasado reciente se abordaba con una mezcla no demasiado fidedigna hecha a partir de ‘lo que ocurre hoy’... [+]