El cambio en Estados Unidos, la llegada de las vacunas, el avance de la lucha contra el cambio climático y la reconsideración del papel del Estado y de la hiperglobalización sin regular son motivos de optimismo.
Este año estamos pagando las consecuencias de muchos errores. La pandemia de la covid-19 no fue un rayo azaroso que surgió de la nada, sino más bien un desastre “natural” provocado por el hombre, reflejo de nuestros malos hábitos y de nuestras prácticas peligrosas y, por cierto, letales.
Después de todo, la transmisión del coronavirus de murciélagos a seres humanos fue producto de una urbanización masiva y una usurpación destructiva de los hábitats naturales, y su rápida propagación fue resultado de la excesiva industrialización, del comercio frenético y de los hábitos de viaje contemporáneos. De la misma manera, la incapacidad del mundo para aunar esfuerzos para contener la crisis refleja hasta qué punto la capacidad de gobernanza está rezagada detrás de la hiperglobalización.
Muchas de estas deficiencias eran evidentes antes de que el virus atacara: la gente en muchos países apoyaba a líderes nacionalistas y populistas que prometían una acción decisiva en un mundo que parecía fuera de control. Pero si bien este ha sido un año difícil, hay por lo menos cinco razones para alegrarse por 2021...
El País: Cinco hurras para 2021