Tanto por razones altruistas como egoístas, sería la mejor inversión de la historia. Las campañas de vacunación en los países ricos, entre ellos Francia y España, avanzan a toda velocidad. La Unión Europea se felicitaba el pasado 31 de agosto de haber alcanzado el objetivo del 70% de la población adulta vacunada. Mientras tanto, a miles de kilómetros de las polémicas asociadas a las campañas europeas, la tasa de vacunación de los países en desarrollo o pobres es ínfima.
Esta realidad, unida a problemas endémicos de infraestructuras sanitarias y de servicios, además de las negligencias e irresponsabilidades de muchas élites dirigentes, desemboca en focos de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos de los que quizá nunca conoceremos los números reales. Lo vemos en las desgarradoras noticias procedentes de India y Brasil, y no lo vemos —pero sabemos que ocurre— en las no noticias de numerosos países africanos...
El País: La UE puede vacunar al mundo. Debe hacerlo