Quisiera comenzar mi intervención y felicitar al Centro Internazionale di Studi di Architettura Andrea Palladio por haber llegado tan felizmente a estos primeros cincuenta años de su vida, sirviendo de tan brillante y generosa manera lo que fue su compromiso fundacional: honrar y mantener viva la memoria del insigne arquitecto vicentino. Celebro de corazón el poder hacerlo aquí y ahora. Debo, por tanto, agradecer al Prof. Dott. Guido Beltramini que tuviese a bien invitarme a participar en esta velada. Acepté la invitación gustoso, dado que el haber asistido en 1963 al V curso de Arquitectura organizado por el Centro me convirtió en un ferviente palladiano, en un arquitecto devoto, como tantos otros, del maestro vicentino, devoción a la que me he mantenido fiel y que he procurado cultivar a lo largo de mi carrera profesional. Me alegra el poder manifestar mi reconocimiento al Centro que hizo posible el que un, entonces joven, pensionado de la Academia de Bellas Artes de España en Roma accediera al conocimiento de Palladio, visitando su obra con la ayuda de los más expertos y solícitos guías, y dándome la ocasión de escuchar a maestros cuyas enseñanzas jamás olvidaré... [+]