¿Cómo entenderán quienes vengan tras nosotros la contribución de Alan Colquhoun a lo que ha sido la arquitectura en la segunda mitad del siglo XX? Cuando ahora me encuentro en el triste trance de escribir una nota necrológica sobre Colquhoun, responder a tal pregunta es para mí lo más urgente. ¿Lo verán como el estudioso que reflexionaba sobre la arquitectura de su tiempo con precisión y agudeza, ya que había sido testigo próximo a todo lo que había ocurrido en el ámbito de la arquitectura durante el período en que le tocó vivir? ¿Suscitarán sus escritos un cierto interés por explorar lo que fue su reducida, pero intensa, obra como arquitecto? ¿Se sentirán seducidos por lo que de leyenda se haya tejido alrededor de lo que fue su docencia en Princeton durante más de treinta años?...