Los artistas de la vanguardia al comenzar el siglo creyeron que estaban escribiendo la última página de una historia del arte fluida y en continuo movimiento, jalonada por toda una serie de periodos estilísticos, cuya meta parecía haber sido ofrecer ininterrumpidamente diversas representaciones de la naturaleza. Cuando Wölfflin propuso una lectura global y sintética de la historia del arte desde categorías visuales, estaba sentando las bases para que la obra de arte dejase de ser representación y pasase a exaltar lo abstracto. Un entendimiento del arte en cuanto que manipulación de formas abstractas —cuestión que ha sido crucial a lo largo de la mayor parte de la historia del arte en el siglo XX— fue el lógico resultado. Y sin embargo, contra lo que pudiera parecer, la abstracción fue más un punto final que un comienzo. Estableciendo un cambio de rumbo, los finales del siglo XX se han caracterizado por el interés en la búsqueda de los orígenes: escribir la última página de la historia del arte iba a significar escribir la primera de una nueva...[+]