Cada sociedad refleja en el paisaje sus capacidades, sus sueños y sus limitaciones. Capacidades, sueños y limitaciones que hoy no dependen ya sólo de su potencial endógeno, sino también del lugar que ocupa ante los flujos mundiales de capital, mercancías, información y personas. Se puede afirmar que cada sociedad tiene el paisaje que le corresponde, es decir, aquel que su desarrollo tecnológico, su forma de distribuir la riqueza, su posición en el mundo y su cultura le inducen a construir, en diálogo continuo con el medio natural. Ahora bien, este paisaje se lega a las generaciones venideras en forma de realidades construidas, los cuales constituyen, a un tiempo, un patrimonio y una carga, un potencial y un límite...