Pozzovetere es un pueblo de casi setecientos habitantes situado a pocos kilómetros del centro de la ciudad de Caserta. Una parcelación de principios de los años ochenta ha producido una serie de casas aisladas en terrenos de pequeñas dimensiones, ocultando las trazas de la edificación en cortina que caracterizaba la arquitectura de la localidad. Los propietarios de una de estas parcelas, una pareja de profesionales, han decidido intervenir sobre la casa existente para ampliarla y dividirla en dos para cada una de sus hijas. Aunque hubiera sido más fácil y menos costoso demoler el edificio preexistente para construir uno nuevo en su lugar, se optó por una remodelación que conservara el núcleo original de la casa, por cuanto representa el núcleo de la memoria familiar. El programa se dobla así en el edificio, donde dos cajas de escaleras independientes comunican cada una de las zonas de día en la planta baja —formadas por salón, cocina y cuarto de aseo— con las habitaciones en planta primera correspondiente a cada una de las viviendas: una pareja de dormitorios, vestidor y cuarto de baño. La estructura de la casa está realizada en hormigón armado, mientras que los muros perimetrales forman un cerramiento grueso formado por bloques de termoarcilla de treinta centímetros de espesor, una cámara de aire de cinco centímetros y una cara externa de bloques de toba amarilla de la Campania, una roca porosa y ligera, dispuestos a hueso en sus juntas horizontales y verticales y fijados al dorso con mortero de cemento y tornillos metálicos. De manera rítmica, en las hiladas podemos encontrar piezas dispuestas transversalmente para trabar la fábrica de bloques cerámicos con la de piedra. La pavimentación que marca las zonas de entrada a la casa se ha realizado con una composición polícroma de distintos tipos de mármol. El uso de la piedra volcánica se complementa con un cuidado empleo del metal en el tejado de chapa de zinc y en el aluminio con que se han realizado tanto las bajantes, que cobran protagonismo en las fachadas, como los canalones que las coronan... [+]