El concurso convocado en 2004 por el Colegio de Arquitectos de Almería para el proyecto de viviendas efímeras para trabajadores temporeros —hasta 30.000 personas viajan a Huelva para la campaña de la fresa, entre febrero y junio— se falló a favor de esta propuesta, que posteriormente logró de la Junta de Andalucía una aportación de 60.000 euros para su materialización. La idea parte de sustituir la construcción por el bricolaje; la durabilidad de las estructuras fijas por la posibilidad de montar y desmontar un edificio delimitado y soportado por muebles. Muebles de 2,40 metros de alto y largo y ancho modular (desde los 90 por 60 centímetros del mueble audiovisual, hasta 240 por 60 centímetros del mueble mesa) que alojan las funciones domésticas: ducha, caldera, lavabo, armario, cocina, fregadero, frigorífico, estantería, inodoro, despensa y cama. Muebles con armazón de perfilería ligera de acero galvanizado conformado en frío, del tipo con que habitualmente se construye la tabiquería de cartón-yeso, revestidos de paneles de cartón yeso con barrera de vapor hacia el interior y cartón yeso hidrófugo con una capa de acabado de tablero de madera cemento hacia el exterior. El suelo es un forjado montado en seco; al ser las luces menores de 3 metros puede prescindirse de la capa de compresión. Sobre el forjado se coloca una base de tableros de contrachapado machihembrados sobre la que se dispone el acabado final. La cubierta ventilada consta de dos capas, una interior de chapa grecada con aislamiento de poliestireno y una exterior de aluminio ondulado. Además de los muebles domésticos aparecen tres muebles ‘especiales’ con función portante y bioclimática: son los muebles-patio, los muebles-andamio y los muebles-torres de ventilación que refrescan el interior y hacen de hitos verticales sobre el mar de plásticos de los invernaderos. El prototipo construido en la localidad onubense de Cartaya puede albergar a ocho trabajadores temporales; agrupando cuatro de ellos se consigue una unidad con 32 plazas... [+]