Al contrario que en otras parcelas de Punta Umbría, donde las fachadas de las viviendas pareadas coinciden con la orientación sur y las vistas al mar, en el caso de esta parcela de la calle Rosal, el lindero correspondiente a la fachada está orientado al este. Esta circunstancia imponía de partida la elección entre situar ambas viviendas con las fachadas paralelas al lindero, para disfrute de la calle y en detrimento de la buena orientación, o disponerlas buscando el mediodía, con los accesos tangenciales. Esta última ha sido la opción elegida.

La planta del edificio, básicamente rectangular, se ha organizado con los lados mayores paralelos al lindero norte. Con el fin de no producir interferencias visuales entre ambas viviendas, no se ha construido enteramente el correspondiente prisma de dos plantas, sino que se ha dejado abierto por el centro. Una marquesina de hormigón conecta los dos cuerpos que se forman, restituyendo así la percepción unitaria del conjunto.

En contraste con la fachada norte del volumen, más plana y donde predominan los paños ciegos, la fachada sur se abre plenamente hacia las vistas al mar, convenientemente protegida contra el exceso de luz y calor.

El carácter diferenciado de las viviendas se pone de manifiesto principalmente en los accesos. A la vivienda más cercana a la calle se llega entre dos paños cerrados a modo de tapias: el correspondiente al lindero norte y el formado por la superficie de la fachada norte del edificio. Este recorrido entre tapias, lleno de resonancias árabes, desemboca, ya en el interior de la casa, en una visión abierta del pinar a través del ventanal de la sala de estar, generando cierto efecto sorpresa. El acceso a la vivienda más interior tiene lugar entre la tapia sur de la parcela y un muro de contención situado a cinco metros. Al final de este trayecto, un quiebro a la derecha sitúa al visitante ante la fachada sur de la vivienda, de modo que la percepción en este caso se produce desde el exterior hacia el interior…[+]