La topografía de Flandes se caracteriza, como la del resto de Bélgica, por la ausencia casi total de accidentes geográficos, lo que convierte al país en una gran planicie. Cerca de Hofheide, este vasto paisaje forma una cuenca pantanosa, siendo en este preciso lugar donde se sitúa el crematorio. 

 La propuesta permitirá deambular para el encuentro, caminar acompañado, recogerse para el consuelo y prepararse para la celebración de la despedida en un espacio lo más vinculado posible a la naturaleza para hacernos sentir parte de ella, sin una forma de culto preestablecida, en un lugar capaz de abrigar la música, el abrazo o las palabras. 

 El edificio principal, que se rodea de un pantano, está bordeado por un camino que se extiende por todo el ámbito y que conduce en ambos extremos a dos cementerios: uno acoge un columbario, un campo de urnas y una zona de esparcimiento de cenizas frente a un huerto; el otro se reserva para sepulturas familiares. Detrás del edificio se ubica el aparcamiento, integrado dentro de un bosque. 

La construcción está recubierta por una fina piel de acero en celosía, relegando los espacios técnicos al nivel de sótano y liberando la planta baja a una cota algo inferior a la del pantano para su uso como lugar de reunión, ceremonia y recogimiento.