En un territorio suburbano de un gran atractivo, a medio camino entre Cerceda y Laracha, se ubica este pequeño centro de salud. Una hilera de abedules desvela la presencia de un arroyuelo que limita la parcela al oeste. En el borde del río se llevará a cabo un área recreativa, que junto con las piscinas descubiertas próximas y el centro de salud establecerán un nuevo enclave social.

El programa establece la necesidad de tres consultas tipo, una más para pediatría y un pequeño recinto para esparcimiento del personal médico. A la hora de acometer el proyecto la atención se centró en dos cuestiones: la implantación adecuada en el entorno y la concepción de este tipo de equipamientos mas allá de su dimensión programática, es decir, la función del centro de salud como dinamizador social y zona de encuentro, convertido en referente social de la misma categoría que el bar, la plaza o la oficina bancaria.

En primer lugar se acomoda el terreno mediante muros de hormigón. Una estructura urbana con una plaza en la cota inferior orientada al sur y otra plataforma en la cota más alta ordenan la conexión con la futura área recreativa. El edificio se ubica sobre la plataforma elevada; una pieza en la parte superior resuelve el recinto de descanso para médicos, que al estar forrado de chapa perforada de aluminio tiene asegurada su intimidad. Las consultas médicas a un lado, la sala de pediatría al otro, generada como una pequeña ‘bolsa marsupial’ donde los niños se encontrarán cómodos.

El concepto de espacio de encuentro se materializa mediante la manipulación de otro concepto: el de piel multicapa capaz de crear espacios intermedios. Una primera hoja como una celosía donde incide la luz: el usuario participa de su transformación, con sensaciones e impresiones múltiples. Se conforma a través de catorce correderas de cuatro metros de altura; el material, tableros de viroc lacado en colores azules. Una estrategia sencilla en su diseño permite crear una multiplicidad de reflejos, vibraciones y movimientos... [+]