Hasta 1992, Capucijnenhof era un conjunto de edificios del siglo XIX inscritos en una manzana cercana a la principal plaza de Maastricht, Vrijthof, afectado por un proceso de degradación progresiva. Entre las construcciones existentes destacaba un antiguo monasterio que fue abandonado tras utilizarse como centro sociocultural durante la década de los setenta. Aunque estas premisas podrían parecer indicadas para abordar la revitalización urbana mediante factores que complicaron su realización.

En primer lugar, los diferentes grados de privacidad y la orientación de las construcciones del conjunto implicaban unas condiciones de luminosidad muy deficientes en el interior de la manzana, donde había seis gigantescos castaños. A todo ello se sumaba el hecho de que prácticamente la totalidad de los edificios estaban catalogados como de interés histórico, señalando un camino difícil para conseguir que se aprobaran su recuperación.

Teniendo en cuenta dichos factores, se obtuvo finalmente la aprobación decidiendo derribar el antiguo edifico en forma de U que abrazaba la capilla, para dar mayor amplitud al interior de la manzana, recuperado como espacio público, y mejorar sus condiciones de soleamiento. Tanto el edificio del lado norte como la antigua capilla han sido transformados en dieciocho estudios, mientras que la única construcción de remate situada en el perímetro se ha rehabilitado para albergar cuatro casas individuales, caracterizadas por los estrechos huecos verticales correspondientes a las escaleras. Por último, para cerrar el conjunto se construyen tres nuevas viviendas articuladas a través de unos patios orientados al sur, a los que abren los estares situados en la primera planta.

En el origen de este proyecto estaba la búsqueda de alternativas para recuperar zonas de la ciudad en decadencia a través de la vivienda. Y una vez más diversidad y diversificación han demostrado ser argumentos convincentes para solucionar el complejo problema de la actuación en conjunto históricos urbanos...[+]