Álvaro Siza ha sabido entender muy bien la tradi­ción residencial de la arquitectura holandesa. Ya se han mencionado sus viviendas 'Punto y Coma’ como un ejemplo de la aplicación de estas tradiciones de los años veinte a los alojamientos urbanos actuales. Pero los principios en los que se basaban los maestros modernos de las escuelas de Amster­dam y Rotterdam quedaron en entredicho al impo­nerse en la posguerra las directrices marcadas por la Carta de Atenas, con su preferencia por los blo­ques altos situados en medio de la naturaleza frente a la costumbre tradicional de alinear las viviendas para formar calles y plazas. Esto ha traído como consecuencia una mayor fragmentación volumétri­ca, que se ha convertido en la característica especí­fica de la desintegración urbana de la segunda mitad del siglo XX.

El conjunto de Ceramique Terrein ocupa un solar con forma de sector circular, y su tramo curvo se apoya en una amplia avenida. Casi paralelamente a ésta se desarrolla una de las piezas que componen el proyecto: un bloque lineal de seis plantas, forma­do por cuatro elementos de dos viviendas por planta con el correspondiente núcleo de ascensores y esca­leras. Tipológicamente equivale a un esquema de bloque lineal con zona de día hacia el exterior —con orientaciones desde el este hasta el sur— y una zona de noche hacia el interior de la manzana.

Otra pieza semejante se sitúa en el flanco norte del solar. Con una profundidad similar, pero con una longitud menor, incluye tres viviendas por planta: una central orientada hacia el patio común, y dos ocupando los extremos con una disposición en L. Esta pieza sólo se eleva tres plantas.

El tercer edificio es una torre situada en el vértice noroeste de la parcela y que hace de hito visual de la avenida que llega desde el sur. Tiene planta cuadrada y se eleva hasta diecisiete alturas, de las que las dos primeras están destinadas a oficinas y el resto a viviendas. Estas se distribuyen en T alrede­dor de escaleras y ascensores, y su superficie va disminuyendo a medida que el volumen del edificio se reduce mediante sucesivos retranqueos. Así, has­ta la planta 6ª hay tres unidades, y las terrazas de la fachada sur están cerradas por muros laterales. Es­tos desaparecen entre las plantas 7ª y 14ª, y a partir de ahí la superficie se divide entre dos unidades, encajadas de un modo algo artificioso... [+]