Desde que en 1959 se iniciara la construcción del poblado de San Cristóbal de los Ángeles, al sur de Madrid, son numerosos los edificios (en general, bloques de más diez alturas construidos en la década de los sesenta) que han visto como el paso de los años provocaba un grave deterioro de su estructura. Los problemas, relacionados inicialmente con la calidad del terreno —arcillas y cenagales creados por un brazo subterráneo del Manzanares—, se extendieron a la gestión de las promociones y a las empresas constructoras involucradas en su promoción. Casi cuarenta años después, la actual Empresa Municipal de la Vivienda encargó la restitu-ción de un bloque de catorce pisos situado junto a la carretera de Andalucía. El volumen, que había sido demolido hacía varios años, constituía el último de una serie de cinco prismas idénticos, inser-tos en una trama consolidada con amplias zonas verdes y algunos equipamientos. El proyecto, destinado a alquiler, repone las 52 viviendas existentes en una nueva pieza que respeta la altura, anchura y volumetría de la anterior, pero aporta ingredientes distintos a la serie al incorporar nuevos patrones de diseño, tanto formales como ambientales. Su rotundo perfil se alza frente a la chimenea de la antigua fábrica de ladrillos, en su día involucrada en el deficiente desarrollo del barrio.
El bloque levanta su testero hacia la carretera de Andalucía, y restituye con idéntica volumetría y una imagen renovada (que incorpora prefabricados en fachada y paneles solares en cubierta), un edificio demolido hace años.
Cuatro unidades pasantes ocupan cada planta orientando estares y cocinas al sur, y dos o tres dor-mitorios, según el caso, hacia el norte, mientras una banda central acoge baños y corredores. Se accede a las viviendas a través de dos núcleos verticales también pasantes que duplican a ambos lados las escaleras habituales y de incendios. Las segundas se separan del plano de fachada mostrando toda la serie de cajas amarillas que alojan los descansillos, realzando con su disposición la esbeltez del edificio. La fachada, plana y ventilada, se realiza con paneles prefabricados de cemento. Una ligera celosía remata el prisma en la azotea, permitiendo entrever los paneles solares y la central de instalaciones que se han instalado en la cubierta.
La imagen de dureza que proporcionan los paneles de cemento se contrarresta con la variedad en la disposición y en el tamaño de los huecos, y con el motivo floral de chapa lacada que decora los antepechos.
Los huecos hablan en el bloque del carácter doméstico de su programa. Frente a la aparente sencillez de la envolvente gris, que imprime carácter y rotundidad, los huecos salpican la fachada con posición y forma diversas. Los antepechos, de chapa lacada en blanco, incorporan motivos florales que suponen el positivo y negativo de un mismo diseño base. En esta escala menor, la ornamentación de las ventanas y el colorido de las escaleras filtra al exterior la domesticidad de sus espacios interiores, que pertenecen ya a los inquilinos.
Cliente Client
Empresa Municipal de la Vivienda, Madrid Arquitectos Architects
Gádor de Carvajal, Juan Casariego
Colaboradores Collaborators
Alas & Casariego, Patricia Reznak, Mario Pascual, Alfredo Navarro; Fernando Vasco (aparejador quantity surveyor); Ignacio Vicente (coordinador EMV EMV coordinator)
Consultores Consultants
Luis Casas, Arquing (estructura structure); Rafael Úrculo (instalaciones mechanical engineering)
Contratista Contractor
Prasi
Fotos Photos
Luis Asín