Esta torre recrea situaciones extremas de edificios para permitir desarrollar las prácticas de los bomberos (dobles y triples espacios, escaleras de caracol, escaleras de gato, pozos, puertas, ventanas, etc.). En el exterior sobresalen unos balcones en voladizo para potenciar las prácticas de rápel y rescate vertical. La torre de prácticas, en el parque de bomberos del barrio barcelonés de Vall d’Hebron, conecta visualmente con las construcciones del entorno mediante el tratamiento de la fachada de obra vista.

La envolvente está configurada como un espacio de circulación perimetral que da acceso a todos los elementos de la fachada y, a su vez, permite conectar los diferentes niveles sin interferir con las actividades que tienen lugar en el interior. El cerramiento exterior está diseñado a partir de la modulación de la pieza cerámica extruida de 28 x 12 x 18 cm. Además, una de las fachadas de celosía, formada por piezas cerámicas de gran profundidad, incluye doce nidos de vencejos.

Se propone una planta cuadrada de 7,15 m a partir de una retícula de pilares y jácenas de hormigón, que generan una malla tridimensional de donde se obtienen cuatro espacios vacíos de 2 x 2 m en cada planta. La estructura está compuesta por un núcleo central, formado por ocho pilares de hormigón de 25 x 25 cm, entrelazados mediante jácenas del mismo canto en forma de cruz, y un segundo nivel de 24 pilares en fachada los cuales garantizan la resistencia al empuje horizontal que se requiere para las prácticas de rápel. La nueva estructura prolonga la existente del parque de bomberos ejecutando un forjado de transición que coincide con el techo del patio de maniobras.