Regulado por el plan director de Rem Koolhaas para el centro urbano de Almere, el edificio De Kunstlinie ofrece equipamientos culturales de grande y pequeña escala repartidos en una pastilla que levita sobre la superficie del lago Weerwater. Esta pieza horizontal de 100 x 100 metros, anclada al terreno de la orilla y parcialmente apoyada en pilotes sobre el agua, está sectorizada en espacios ortogonales de diferentes tamaños como un conjunto de rectángulos adosados. Sobre el cuerpo horizontal de una única altura se levantan cuatro volúmenes para el programa más específico que albergan el gran teatro, dos auditorios secundarios con oficinas encima, y estudios de grabación. El resto de usos, relacionados con el desarrollo de actividades artísticas, se localizan en espacios de tamaños diferentes que configuran la base horizontal del edificio. A través de patios que iluminan y ventilan esta base se crea una gama de estancias flexibles y fácilmente reorganizables que se conectan de manera desjerarquizada y permiten un uso más libre de los servicios del centro. El empleo del vidrio en las fachadas perimetrales y en los patios interiores otorga un efecto de continuidad visual de interior y exterior que caracteriza las estancias, comunicándolas entre sí y abriéndolas sobre el paisaje horizontal del lago.