En las metrópolis, las torres suelen responder a la necesidad de incrementar la densidad o bien a la expresión de poder, y, en ocasiones, a ambas. En Beirut la presencia de edificios en altura no se ajusta a su modelo urbano tradicional. Por tanto, la construcción de una nueva torre de 16.500 m² para BankMed, junto a las oficinas históricas del banco —convertidas ya en un símbolo de la ciudad— en el barrio de Mina El Hosn, demanda un diseño equilibrado y adaptado a su contexto urbano. La alternativa propuesta no es una torre, sino un híbrido compuesto por un conjunto de volúmenes apilados alrededor de un gran vacío, como si se tratara del negativo de la sede original. Al igual que los patios de las construcciones tradicionales de Oriente Medio, la función de este gran vacío es proporcionar luz y ventilación a las oficinas y generar espacios al aire libre para los usuarios. En torno al atrio se abren grandes huecos, hacia distintas orientaciones, para enmarcar las vistas de la ciudad, lo que garantiza la relación con los edificios circundantes y fortalece el diálogo con la torre de la antigua sede de la compañía.

El edificio se divide en tres partes bien diferenciadas. En primer lugar, la base de la torre es el resultado de un estudio de la topografía urbana, las condiciones climáticas y las necesidades programáticas. A continuación, las plantas intermedias del fuste alojan las oficinas y presentan una organización aparentemente rígida en su interior pero que, gracias a la configuración volumétrica del proyecto y los distintos espacios vacíos que lo atraviesan, dan lugar a cuatro tipologías diferentes capaces de adaptarse a futuros cambios en las necesidades de la compañía. Por último, en el ático se dispone un mirador desde donde disfrutar de una vista panorámica de la ciudad. Las tres partes se conectan a través del atrio central para formar un edificio abierto y cerrado al mismo tiempo, en el que interior y exterior se expresan con materiales distintos.

Los muros interiores del atrio se recubren con piezas de alabastro egipcio melado, material que da lugar a un juego de velado de transparencias. Este revestimiento opalescente se dispone, también, por delante de las ventanas en los pasillos de las plantas superiores. Por su parte, la envolvente exterior consiste en una piel de dos capas: primero una interior de vidrio, y, después, una segunda en la que se alternan chapa plegada de cobre y bandas de vidrio como elementos de protección frente a la potente radiación solar. Además, esta doble capa da lugar a una fachada dinámica cuyo aspecto varía a lo largo del día y en función de la posición del observador.