La cadena de restaurantes Belgo ofrece un menú corto y atrayente, con los ingredientes más populares de la gastronomía belga: mejillones, patatas fritas y cerveza. Su último local en Londres ocupa lo que fue un antiguo teatro de Notting Hill Gate, cuyo mal estado requirió demoler parte de lo existente. Una misma geometría ha permitido resolver la estructura y el cerramiento del comedor principal. Tras la estrecha fachada —con un rótulo de 12 metros de altura y 3 de ancho que exhibe alternativamente el menú de la casa o sus emblemas—, un corredor largo y angosto desemboca en un generoso espacio continuo y abovedado. En la cubierta, revestida exteriormente de acero inoxidable, se han practicado tres incisiones para dejar paso a la luz natural. Brueghel y El Bosco han sido la fuente de inspiración para recrear el ambiente de un refectorio medieval, con revestimientos interiores de roble y mobiliario común a todos los locales de la cadena. 

En un extremo del comedor, una vitrina de viandas ocupa el antiguo proscenio, y en lo que fue el escenario se sitúa —a la vista del público— la cocina, donde la madera cede paso al acero galvanizado, empleado igualmente en el comedor de la entreplanta; y en el otro extremo aparece un mural fotográfico con la imagen del salchichero amante de la cerveza que también se ha elegido como portada de la carta...[+]