Pabellón de España, Aichi

FOA | Foreign Office Architects 


La exposición universal Aichi 2005, que transcurrió durante los meses de verano en la localidad japonesa del mismo nombre (en Nagoya, punto medio entre Tokio y Osaka) otorgaba a cada uno de los países presentes en la muestra un contenedor dentro del recinto, del que cada delegación disponía según su voluntad. El pabellón de España envolvió el suyo —un prisma de18x18x9 metros— con una piel tejida a base de piezas cerámicas de colores, con la que simbolizaba el encuentro de culturas, española y nipona, que la Expo pretendía.

El pabellón se organiza en torno a un vacío central, que como en la tradición de las iglesias románicas y góticas, consigue la monumentalidad por medio de la desproporción entre las dimensiones de la nave y la realidad física del visitante. A partir de este vacío, se desarrollan, a modo de capillas, pequeñas salas abovedadas en las que se expone el contenido. La contracción y dilatación del espacio, y el cambio de escala que se produce entre la nave y las salas se adecúa a las necesidades de concentración de atención que el pabellón precisa. El bar y la tienda ocupan sendas cuevas en planta baja; el restaurante se sitúa en la entreplanta, con acceso independiente desde el exterior del pabellón, y constituye el negativo de las bóvedas de exposición: las cúpulas de las salas y de la nave central asoman en el suelo. Las zonas de representación y administración hacen uso también de la entreplanta.

La fachada envuelve el volumen a 1.5 metros de distancia, dejando un espacio intersticial que además de funcionar como porche —y alojar a los visitantes cuando éstos han de aguantar largas colas— tamiza la luz que llega al interior, de la misma manera que lo hacen los templos de Kioto con la utilización de membranas, algo habitual en en la tradición arquitectónica japonesa. Las piezas cerámicas se unen formando una celosía. Generalmente las tramas geométricas tradicionales están generadas por la agregación de figuras regulares que forman un patrón de mayor escala. Aquí el reto era encontrar una geometría no regular que produjera un patrón homogéneo sin repetición, lo que se ha conseguido mediante la utilización de seis hexágonos distintos. Las piezas se unen las unas a las otras mediante guías de acero y fijaciones ajustables; una vez clausurada la exposición, los hexágonos de colores se han donado a las guarderías de Nagoya como juegos de niños y a los municipios de la región como esculturas de jardín, con el fin de que la tierra, traída de España para confeccionarlas, permanezca para siempre en suelo japonés... [+]


Cliente Client

SEEI

Arquitectos Architects

Farshid Moussavi, Alejandro Zaera

Colaboradores Collaborators

Izumi Kobayashi, Kenichi Matsuzawa, Nerea Calvillo, Kensuke Kishikawa,

Consultores Consultants

Inypsa (gestión management)

Fotos Photos

Edmund Sumner/View