En un parque situado en la ciudad china de Jinhua se decidió la construcción de varios pabellones de formas, tamaños y funciones muy diversas, cuyo tema había sido elegido por el artista chino Ai Weiwei. Siguiendo con las ideas desarrolladas en el nuevo centro urbano del distrito Jindong, en la misma ciudad, la solución parecía lógica y sencilla: el pabellón sería simplemente un caparazón derivado del patrón geométrico ya utilizado.

Dicho patrón debía ser más que un simple velo. Tendría profundidad, se proyectaría en el espacio convirtiéndose él mismo en espacio, sobrepasando así su propia bidimensionalidad. Proyectado desde todas las caras de un cubo, el patrón creaba una malla virtual compuesta por un número infinito de líneas y puntos de intersección en su interior.

El resultado de las observaciones y exploraciones fue tan sorprendente y valioso que varios pabellones diferentes parecían factibles. De esta manera, se decidió desarrollar tres proyectos distintos en tres localizaciones: en el parque de arquitecturas de Jinhua, donde el cubo se ha construido con hormigón realizado in situ y teñido de rojo mediante técnicas convencionales; en el parque Berower de la Fundación Beyeler de Basel-Riehen; y en el patio interior de un edificio del centro histórico de Génova...[+]