Oddity, espacio inesperado
barea pizarro 


Programa partido
Una joven pareja ha hecho converger sus profesiones en un local a pie de calle en el ensanche de Chamberí, transformado para albergar simultáneamente una peluquería y un estudio de tatuajes. Con ánimo de alejarse del convencionalismo asociado a este tipo de negocios, los dueños querían que el espacio reflejase sus personalidades bajo una visión de conjunto a base de pocos elementos, pero de gran efectismo. Buscaban una experiencia singular en la que cupiese la posibilidad, como el nombre del establecimiento sugiere, de un cierto extrañamiento.

Infinito de interiores
Se decide multiplicar el arco en el muro existente y así generar nuevas particiones que permitan una división efectiva entre los distintos usos, dispuestos en galería para aprovechar la estrechez del recinto. La jerarquía se potencia a través del recurso teatral de la falsa perspectiva, según la cual cada arco va reduciendo proporcionalmente sus dimensiones, avivando como en un artificio barroco la sensación de profundidad. Los elementos de mobiliario y la iluminación se arreglan a esta suerte de enfilade, desde sillones y camillas hasta las encimeras auxiliares en voladizo.

Gama de gris 
A fin de plasmar la condición dual de la actividad, se parte de las más elementales paletas opuestas, blanco y negro, que corresponden respectivamente al frente de fachada y al fondo del local. Para los espacios intermedios se eligen, en estricto degradado, tres grises, que suman al efecto ilusorio un juego de color que enlaza y al tiempo caracteriza individualmente cada sala. A esta decisión se someten los restantes acabados: un revestimiento de gresite que procura superficies de trabajo de fácil limpieza, así como pinturas plásticas en suelos y paredes para arropar en monocromo el culto al cuerpo.