Desert City es un complejo multifuncional dedicado a la celebración de las plantas xerófitas y a la producción de toda una cultura de intereses alrededor de estas especies. Se trata de un centro sostenible y ecológico, donde se solapan actividades que van desde la exhibición, reproducción y venta de cactus de todo el mundo hasta talleres, restauración o exposiciones, con una importante apuesta por I D, en colaboración con universidades internacionales.

La parcela se sitúa en un lugar de transición, por un lado con la carretera A-1 y por otro con el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. La situación en este límite, aislándose y conectando al mismo tiempo ambas realidades, sugiere emplear la metáfora del oasis, elemento lógico de referencia en un conjunto destinado al cultivo de cactus. Esta metáfora lleva a organizar el edificio de forma introvertida, volcado a los interiores abiertos del jardín, rodeado por la construcción que lo protege, y por el vivero, asimismo protegido. Así, Desert City se entiende como un doble oasis: uno abierto al aire libre con el gran jardín-vivero, y otro materializado en el invernadero cubierto. Originalmente la parcela era un descampado con escombros de las sucesivas ampliaciones de la A-1, que se devuelve parcialmente a la naturaleza, obteniéndose un paisaje paradójico al tiempo natural y artificial; exótico y atávico.

El conjunto de programas se unifica en una construcción ligera que responde, en términos de escala y materialidad, a la cercana presencia de la A-1: una gran pieza longitudinal, paralela a la carretera, organizada internamente por medio de la simetría entre jardín e invernadero. Este último está protegido por una cubierta ligera formada por una estructura de cables tensados a tracción tipo tensegrity forrada por un colchón de aire con doble capa de ETFE que amortigua las variaciones de temperatura.

El complejo está formado por un jardín de 5.000 metros cuadrados y un gran vivero biotecnológico especializado en plantas xerófitas, con un programa que incluye I D, laboratorios, talleres, terrazas y miradores.

Si desde el punto de vista tipológico el proyecto recurre de forma velada a ciertos invariantes organizativos —patio, claustro, puente, espacio isótropo o bloque ‘flotante’—, la gramática formal se plantea desde la modulación y sistematización de una estructura metálica vista y una construcción industrializada, envuelta por un vidrio coloreado, dentado y de protección solar, al que se confía la interacción fenomenológica con el entorno. La entrada en carga de estos recursos tipológicos y constructivos se produce pasada por el filtro general de un criterio energético y medioambiental, de forma que todo el complejo funciona coordinando dispositivos activos y pasivos, tales como dobles fachadas, patios, ventilaciones cruzadas, geotermia, protecciones solares, etc., que se hacen evidentes en el uso y no en la forma.

Desde el punto de vista medioambiental y energético, el complejo combina sistemas activos y pasivos: dobles fachadas, patios, ventilación cruzada, geotermia, protecciones solares y dispositivos de recuperación de agua.