Brando forma parte de una investigación en torno a la relación entre la percepción visual y la fenomenología del color con el objetivo de desarrollar un nuevo modelo comercial donde el consumo se entiende como una experiencia atmosférica.

Situado en el centro histórico de Madrid, en el número 85 de la calle Hortaleza, el proyecto parte de tres premisas fundamentales: un presupuesto reducido, el desarrollo de una imagen reconocible y un tiempo de ejecución limitado. Con estos puntos de partida, se propone la creación de un paisaje artificial donde se desdibuja la percepción de escala a través del empleo del color. Esta estrategia responde a una economía de medios, a modo de manifiesto ecológico, evitando las demoliciones para reducir al mínimo la generación de residuos, al tiempo que permite unificar el espacio y dejar visibles las distintas capas históricas del local.

Por su parte, el programa se organiza en dos bandas paralelas separadas por una pieza revestida de espuma de poliuretano proyectada, haciendo a su vez de mostrador, barra y encimera. Por último, una luminaria circular de textil tensado se erige como foco de atención desde el exterior. Además, gracias a la variación de color a lo largo del día, esta pieza dota al local de múltiples cualidades físicas y psicoemocionales.