Creado en 2001, el Centro Superior de Música del País Vasco tenía su sede principal, hasta el pasado año, en el Palacio Miramar de la capital donostiarra. El nuevo edificio, situado en la plaza de Europa del barrio de Ibaeta, en pleno campus de la UPV-EHU (Universidad del País Vasco), es el resultado de un concurso, celebrado en 2007, para diseñar una sede destinada específicamente a la enseñanza superior de música. La densidad del programa y la ubicación del edificio dentro de un solar encorsetado condicionaron desde el principio el proyecto, obligando a disponer del volumen máximo permitido por la normativa municipal. Además, la gran compartimentación hacía necesario estirar la superficie de fachada para conseguir llevar la iluminación natural a todos y cada uno de los espacios. De esta necesidad nace la distinción formal del edificio: tres grandes incisiones tallan la pieza compacta mediante unos cortes limpios y rectos, que reflejan y proyectan el brillo interior hacia la ciudad.

El proyecto potencia el fuerte contraste entre fachadas: la piel exterior está recubierta de chapa lisa lacada en negro brillante, que en los patios es dorada y envuelve los huecos. Esta piel está formada por unas bandejas de aluminio perforadas —para permitir el paso de la luz—, y estampadas —para reflejar la luz del sol—. Los materiales utilizados están inspirados en los brillantes acabados de los instrumentos musicales. El volumen rodea y protege la valiosa pieza que contiene en su interior: el auditorio, que se configura como núcleo vital del edificio. Un corazón dorado cuyo resplandor se proyecta a la ciudad a través de los patios cristalinos que, como si fueran grandes pantallas acústicas, convierten el nuevo Musikene en un conjunto reconocible para todos. Con capacidad para 420 personas, el auditorio contiene un escenario capaz de acoger simultáneamente una orquesta y un coro, y puede dividirse, mediante mamparas móviles, en tres salas independientes: un aula para orquesta de 250 metros cuadrados y dos aulas de ensayo de coro de 175. Está cubierto de paneles dorados, que contrastan con el negro de suelos, paredes y techos.

El proyecto persigue un doble objetivo: dar respuesta a las necesidades de uso específicas de una escuela de música y al mismo tiempo dotar al edificio del requerido carácter representativo, en una ciudad como San Sebastián, históricamente identificada con la música, la cultura y la educación. A estos objetivos se une la necesidad de ajustarse a un presupuesto limitado.