Un territorio abrupto de fiordos y rocas constituye lo más valioso del patrimonio natural noruego, por lo que se ha querido dotar a las rutas turísticas más concurridas de la infraestructura necesaria. Así, junto al diseño de papeleras o paneles no ligados a una intervención en particular, otras actuaciones responden con soluciones a medida a las exigencias impuestas por implantaciones concretas. Para reproducir la sensación de estar dentro del bosque desde el mismo borde de la carretera, en Liasanden tan sólo se recurre al entablillado de los troncos más expuestos para protegerlos de posibles impactos; en Videseter Foss, un trazado en zigzag aumenta la inercia de una barandilla que desaparecía cada invierno con la nieve; y con mesas de hormigón se instaló un merendero junto al lago Vågåmo, como un grupo de esculturas en el paisaje...
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