Promovida por el Gobierno Provincial, esta escuela secundaria se encuentra en Khayelitsha, uno de los mayores asentamientos informales de toda Sudáfrica, situado a las afueras de Ciudad del Cabo. La densidad de la población es muy alta, y su medio millón de habitantes es fundamentalmente joven, contando casi la mitad de ellos con menos de 19 años. En una zona como Khayelitsha, las escuelas son a menudo los grandes edificios públicos y los únicos de carácter permanente, asumiendo un papel esencial en el espacio urbano. Por otro lado, la alta densidad de población unida a la gran necesidad de suelo confieren al solar un valor añadido. Esta situación determinó la decisión de que el edificio ocupase la mínima superficie en planta posible, permitiendo así liberar parte del terreno y destinarlo a un campo deportivo de carácter público y a una zona de producción agrícola.

El instituto consta de 37 aulas, una biblioteca, una sala de informática y una zona administrativa. El programa inicial propuesto fue ampliado por los arquitectos para que la escuela pudiera adaptarse a los requerimientos educativos de espacios destinados a la formación práctica. Estos talleres de formación están dedicados a la enseñanza empresarial. Bordean la calle, y cuando abren sus compuertas permiten la interacción con el público de sus talleres de reparación de automóviles y aparatos, de sus peluquerías o de sus comercios de alimentos. La escala intermedia de este volumen longitudinal sirve además de transición entre la escala de las viviendas próximas y la de los grandes muros del edificio principal, y su perfil pretende cristalizar el carácter de la calle y conferir a la escuela una imagen potente y reconocible en su contexto.

Las zonas centrales de circulación del conjunto tienen un carácter similar a los espacios orgánicos urbanos propios del entorno informal. Por su parte, las zonas cubiertas perimetrales de los patios facilitan la circulación de los alumnos de la escuela mientras que los espacios arbolados y los bancos proporcionan zonas de descanso a la sombra.

La geometría general del conjunto se adapta a las condiciones climáticas locales. La disposición en forma de L de los bloques que albergan las aulas permite proteger los espacios abiertos de los vientos fuertes cargados de arena mientras que su sección está diseñada para minimizar la cantidad de aberturas en las fachadas más expuestas a dichos vientos. Por su parte, el perfil de la cubierta contribuye a la ventilación natural del edificio, potenciada por los vientos cálidos del sureste que son habituales en la zona durante el verano.