El perfil de Ciudad del Cabo está dominado por las montañas Table Mountain (el Monte Mesa) y Signal Hill, y por el Océano Atlántico. El estadio forma parte del Green Point Common, un parque público de 80 hectáreas en el centro de la ciudad. En el Common se encuentran el campo de golf y el campo de rugby más antiguos del país. Junto a la línea horizontal de Table Mountain y la colina Signal Hill, el contorno curvilíneo del estadio funciona como una nota al pie creando una tríada armoniosa. Ideado desde la ligereza, su volumen circular se integra suavemente en su entorno y su apariencia varía en función de las condiciones lumínicas y atmosféricas, pues su envolvente translúcida reacciona a los cambios a lo largo del día y las estaciones del año.

La idea del proyecto se ha combinado con los requerimientos puramente funcionales; a los espectadores les proporciona una estructura lógica en la que es fácil orientarse, y el interior del estadio genera una atmósfera impresionante tanto en los partidos de fútbol o rugby como en los conciertos. El perfil parabólico del graderío proporciona a todos los espectadores una visión óptima del campo. La fuerte curvatura del graderío superior contrasta con la más suave del borde de la cubierta, como resultado de su geometría funcional. Durante el Mundial se instalaron asientos temporales hasta llegar a las 68.000 plazas; una vez acabado el campeonato se han retirado hasta quedar en 55.000, liberando superficie comercial para rentabilizar el estadio a largo plazo.

La localización en un entorno construido, decidida por motivos políticos, tenía el problema de la altura del estadio. Debido al subsuelo rocoso, la excavación era poco viable, por lo que tanto el campo como el primer graderío debían situarse sobre rasante. Para reducir la altura aparente se dispuso una plataforma elevada como un paisaje artificial que reduce la altura percibida del estadio.

La necesidad de lastrar la cubierta plana suspendida frente al empuje del viento condujo a una solución estructural de cubierta a base de cerchas metálicas suspendidas por cables con forma de silla de montar revestida interiormente con una membrana textil tensada y con un acabado exterior de paneles de vidrio como protección frente a la succión del viento. La cubierta, de 36.000 metros cuadrados, es de vidrio laminado y la membrana interior cubre las instalaciones técnicas, a la vez que proporciona acondicionamiento acústico. A pesar del peso final de la estructura y la envolvente (4.500 toneladas) la cubierta puede calificarse aún como ‘ligera’ en comparación con otras de similar extensión. La membrana de la fachada, de fibra de vidrio semitransparente con un acabado de plata, sigue un orden horizontal que rebaja visualmente la altura.