El proyecto se sitúa en el marco del acondicionamiento de la Playa de Las Teresitas de Santa Cruz de Tenerife, un concurso ganado por Dominique Perrault en el año 2000, en cuyo perímetro se sitúa la Ciudadela: una pequeña colina sobre la que se ha planeado un hotel de lujo, un aparcamiento, comercios y restaurantes. La propuesta intenta definir una presencia más que un acto arquitectónico mediante el establecimiento de una nueva geografía: la Ciudadela se presenta como un tejido que dota de espesor a la actual topografía, ofreciendo un nuevo paisaje. El zócalo se constituye a partir de la propia colina de tierra negra, con vegetación y caminos de acceso que serpentean a la cima, al futuro jardín botánico y a la plataforma principal del proyecto, ‘la plataforma del paisaje’. La fachada frente a la ciudad, por el contrario, adopta una configuración más urbana, actuando como una articulación entre los diferentes barrios de la ciudad. Este paisaje se define en superficie mediante un velo de malla metálica vibrante, como si se tratara de un organismo vivo, al ritmo de las luces interiores y exteriores. Bajo la malla se descubre un universo sensible de recorridos visuales o prácticos; un complejo urbano y activo complementario a la ciudad antigua y futura.