Groningen lleva años tratando de ‘intensificar’ su tejido urbano, evitando la suburbanización, protegiendo las zonas rurales y promoviendo la calidad de los espacios públicos. En este esfuerzo se inserta la construcción de este conjunto, que combina viviendas sociales en alquiler con espacio para oficinas. Situados en un entorno marcado por la presencia de una de las principales autopistas del país, los dos bloques que lo componen responden al esquema propuesto por la ciudad de construir en altura para así preservar las zonas verdes y crear una especie de recorrido ecológico y transitable.

Ambos edificios tienen planta cuadrada, pero difieren en su altura, teniendo el primero de ellos 80 metros de altura y el segundo 40, de manera que su imagen se escalona sobre los bloques de baja altura del entorno. Los cuerpos de vidrio sobre los que se apoyan alojan las oficinas y transmiten una sensación de ligereza y de contraste con los cuerpos superiores opacos, en los que se ubican los cinco apartamentos de tres dormitorios que ocupan cada planta. Entre ambos usos se encuentra un nivel de transición dedicado a espacios comunes, en el que una plataforma conecta ambos edificios y ofrece vistas sobre el paisaje circundante.