El emplazamiento de la guardería forma parte de una manzana trapezoidal y grandes dimensiones (200 x 300 metros), en el que ya existen otros equipamientos y se construirán más que formarán un conjunto heterogéneo de instalaciones deportivas, jardín de infancia y cementerio. Hasta el momento sólo hay vías perimetrales y lo ya edificado aparece sin orden ni concierto, aunque el proyecto de ordenación prevé segregar las distintas piezas en islas vinculadas por recorridos peatonales, de forma que la escala general acabe por ser más acorde con la de la propia población.

Al tener que compartir una de estas islas con las piscinas municipales y un jardín de uso común, se decidió en primer lugar alterar la topografía vaciando determinadas zonas y acumulando tierra en otras; el modelado del terreno sustituye así a los muros o vallas. El área total del nuevo edificio, incluido el jardín, se delimita con una excavación protegida por taludes, que aporta a los niños la barrera protectora que necesitan y selecciona las vistas de su entorno inmediato; y su volumen edificado es un eco geométrico de las piscinas. Una rampa permite salvar el desnivel existente y define el acceso desde uno de los viales que atravesarán la manzana, prolongándose en su intersección con la guardería hasta la cota del jardín exterior y el arenero, situado bajo el edificio.

La continuidad de la envolvente —un tipo de pintura sólida y elástica sobre una capa de mortero—, apoyada en la posición de los huecos en todos los límites del espacio construido —pavimento, techo y paredes—, contribuye a transmitir la idea de espacio único y suspendido, de comportamiento isótropo, que mantiene relaciones con el exterior a través de conexiones elementales. Unos armarios distribuidores estratégicamente situados y en parte conectados con las aberturas exteriores —el primero prolonga la forma de la entrada, el segundo penetra desde el patio y el tercero se suspende del lucernario central— permiten un uso flexible de los espacios que los rodean... [+]