Ubicado en un barrio residencial de Buenos Aires, el edificio alberga ocho apartamentos de dos pisos a los que se llega a través de una planta baja libre y completamente abierta al exterior que comparte los accesos rodado y peatonal, actuando como aparcamiento durante la noche y área de juegos por el día. Una serie de escaleras y puentes parcialmente cubiertos permiten alcanzar el vestíbulo a cada vivienda ubicado en la primera planta. Desde ahí se distribuyen un salón a doble altura, en torno al que se disponen el comedor y la cocina y tres dormitorios situados en la segunda planta.

Una amplia terraza dispuesta en la fachada principal genera un espacio intermedio protegido que actúa como un filtro entre el interior y el entorno urbano, gracias a la colocación de un sistema de parasoles horizontales de vidrio que enmarcan las vistas y protegen los apartamentos del exceso de soleamiento. La distribución interior se establece disponiendo tabiques traslúcidos de vidrio esmerilado que facilitan el paso de la luz natural de unos ambientes a otros. Gracias a ellos se generan una especie de veladuras que crean juegos de luces y reflejos cambiantes a lo largo del día, permitiendo preservar la intimidad entre las estancias sin renunciar a su iluminación natural...[+]