La condición sísmica del territorio chileno ha definido un carácter determinado en su arquitectura, algo que queda patente en esta torre. El encargo supuso una oportunidad de poner esta tipología universal en el marco de una interpretación local, oponiendo valores táctiles al muro de cristal o aluminio que promueve la identidad global indiferenciada.

La avenida Apoquindo, inserta en el principal eje transversal que cruza el valle de Santiago, acoge en su longitud diferentes centros que emergen como parte del desarrollo urbano que ha ido creciendo desde el centro histórico hacia las periferias. En este proceso de expansión, el sector denominado Las Condes se consolidó como uno de los subcentros más relevantes de la ciudad, acogiendo servicios financieros, comerciales y públicos.

A la condición estrecha del solar había que sumar la distancia que la ordenanza local exige entre las distintas edificaciones, propiciando de ese modo volúmenes aislados que se conectan entre sí a través de un zócalo continuo de 7 metros de alto.

La torre tiene una planta libre de 16 x 16 metros, apoyada en un núcleo de 16 x 8 metros donde se concentran las circulaciones verticales, los servicios y los espacios técnicos. Frente a la rigidez estructural de este núcleo excéntrico, era necesario crear una estructura capaz de compensar sus efectos torsionales, acercando el centro de rigidez del edificio al punto medio de la planta. El tejido de diagonales propuesto fue la solución natural para esta demanda, revelando de forma explícita el recorrido de las cargas hacia la base del edificio, y respondiendo así a las solicitaciones dinámicas de los sismos. La conexión entre la estructura de pilares diagonales y la losa se resuelve a través de un ‘cubo’ que recibe la carga de la fachada y la transmite a dicha losa. En las esquinas, donde la concentración de tensiones es mayor, se amplía esta conexión, agregándole expresividad a la fachada. Especial atención se presta al acceso, dispuesto en la esquina suroriental del edificio. El complejo pilar esquinado da cuenta de la radicalidad estructural de la torre, actuando además como bisagra entre el nivel de la calle y un patio hundido que sirve de vestíbulo para las salas de atención pública concentradas abajo.

La estructura del edificio es mixta. En su base, y hasta la altura del tercer piso, se utiliza hormigón armado y, desde el cuarto, una combinación de acero y hormigón. Los elementos de hormigón se dejan a la vista, mientras que los de acero, que surgen a partir de la cuarta planta, se revisten en hormigón.

En esta Torre la estructura y la arquitectura constituyen una unidad indisoluble.