Situada en la urbanización de Somo-Boo perteneciente a la capital cántabra, esta vivienda utiliza la clásica disposición en forma de L para para conseguir un espacio exterior protegido. Las piezas se entrelazan bajo un techo horizontal que actúa como una gran bandeja sobre la que descansa el volumen principal a dos aguas. Para su construcción se utilizan ladrillos artesanales fabricados en el cercano pueblo de Muriedas.

El rendimiento medioambiental de la casa se confía a soluciones pasivas tales como ventilaciones cruzadas y un alto grado de inercia térmica, combinadas con aislamientos multicapa. También, a partir de la diferencia en la composición entre las fachadas soleadas, abiertas y permeables, con los lados norte y oeste de la casa más herméticos.