Una de las estrategias de regeneración para las áreas urbanas degradadas de Brasil es la introducción de dotaciones culturales y educativas que den soporte a grandes eventos para, además de involucrar al vecindario, llevar riqueza y nuevo público hacia esas zonas. El Complejo Cultural Luz, situado en el ruinoso barrio del mismo nombre de la ciudad de São Paulo, es un nuevo centro de música, danza y teatro que formará parte del distrito cultural más grande de América Latina. Alrededor del complejo se encuentran la Universidad Libre de Música, la pinacoteca estatal, la principal sala de conciertos de la ciudad, la estación de tren Júlio Prestes, el parque de Luz, el museo de la Lengua Portuguesa y el Museo de Arte Sacro.

El centro es una plataforma para la relación de todo tipo de usuarios y visitantes, donde el enorme abanico de programa abarca desde un teatro de danza para 1.750 espectadores, un teatro experimental, una escuela de música para dos mil alumnos, talleres, una sala de recitales, zonas administrativas y oficinas, hasta las instalaciones para la compañía local de danza. Para enfatizar las relaciones entre disciplinas y diversificar los espacios, el edificio se configura como una superposición de bandas programáticas horizontales que se cruzan a diferentes niveles. Estas bandas funcionan como calles cubiertas que permiten regular las conexiones y emplazar el programa sobre ellas, además de asegurar la ventilación de las instalaciones y crear amplios patios que introducen luz en las estancias.

Localizado entre dos parques laterales, el edificio conecta ambas zonas verdes introduciéndolas hacia el interior. La vegetación tropical rellena el tejido poroso de bandas entrecruzadas, mejorando el comportamiento térmico del edificio y definiendo una transición climatológica de exterior a interior. Las estancias climatizadas o estancas se configuran como cajas entre los forjados.

Una de las bandas se proyecta en pendiente hacia el exterior con un gran gesto de invitación, dando lugar a una enorme rampa de acceso que conecta la plaza Júlio Prestes con el atrio central del complejo. Este lobby, en el corazón del edificio, es el mayor lugar de encuentro y núcleo de distribución que pretende concentrar a usuarios diferentes en el mismo espacio. Desde este vestíbulo se puede observar una panorámica del interior y contemplar la distribución de actividades para acceder a cada zona del centro. Existen tres cajas escénicas para albergar grandes eventos que se alojan dispersas entre la urdimbre de forjados, conectadas directamente desde el lobby, con configuraciones internas diferentes.