Situada en el polígono de San Cristóbal, junto al histórico barrio de Vegueta en Las Palmas de Gran Canaria, la nueva ciudad judicial de Las Palmas nace de un concurso celebrado en 2004, con la intención de agrupar en un único centro las dependencias de la Administración de Justicia de la isla, alojadas en diferentes sedes. La propuesta ganadora, presentada bajo el lema ‘Uno es muchos’, busca desde el principio fortalecer los vínculos entre los dos barrios colindantes contribuyendo a la regeneración urbanística de la zona, y al tiempo ofrecer una imagen austera y equilibrada que represente a la verdad y la justicia, pero sin renunciar a su carácter representativo. Con un perfil de sección variable y una piel que lo envuelve en zigzag ritmado, el complejo dibuja un nuevo skyline de la ciudad: los despuntes y brotes que lo construyen reducen su escala para adaptarse a un entorno residencial de alturas diversas.

El proyecto plantea una estructura de funcionamiento más parecida a la de una ciudad que a la un edificio único; con una superficie de 89.677 metros cuadrados, el complejo está formado por cuatro volúmenes independientes que albergan las diferentes secciones —Penal, Audiencia, Contencioso y Civil— sobre un zócalo-calle común de tres plantas, conectadas entre sí y vinculadas por sus funciones. El sistema de recorridos está diseñado específicamente para respetar la triple circulación  —de público, restringida y de detenidos— que requiere el programa judicial. El objetivo de conseguir que la ventilación y la iluminación natural lleguen a todos los puestos de trabajo determina la profundidad de la planta.

La visión del edificio desde el exterior refleja el flujo de personas y el movimiento del interior; al aproximarse a la gran plaza de acceso, un volado de gran envergadura —una larga pieza de hormigón de 15 metros, que alberga las dependencias de la Fiscalía y el Decanato— funciona como gesto de acogida al visitante. Unos ascensores dispuestos de dos en dos junto a la fachada al mar, conducen a los respectivos módulos.

Los patios garantizan la iluminación natural y permiten las vistas al mar desde los puestos de trabajo. En las fachadas orientadas a Este y Oeste, unos parasoles de colores con diferentes tonalidades protegen de la radiación solar y al mismo tiempo reflejan la luz que redirigen hacia los edificios vecinos, dotándolos de una iluminación natural suavizada. La fachada trasera está cubierta por un sistema de planchas que permiten la entrada de aire preservando la intimidad de los edificios próximos.