Un patrón repetido multitud de veces—que deja intuir el corazón y la cruz presentes en el anagrama de la orden de las hermanas hospitalarias— domina la fachada de este pequeño centro de usos sociales en un pueblo situado al sur de Madrid. En una de las calles más céntricas de la localidad, una edificación en L se acomoda entre las medianeras que delimitan el solar, para dejar un jardín lateral. Los encofrados flexibles se vuelven a utilizar aquí en los paneles de revestimiento de los muros exteriores, y en elementos como la escalera exterior que une la planta baja—donde se encuentran el almacén de Cáritas y las aulas de catequesis—con la planta superior, que alberga la sala de reuniones.

«Éste fue un edificio que se construyó como homenaje a dos mujeres que se dedicaron a cuidar de enfermas mentales—unas santas de verdad—, pereciendo una de ellas a manos de una paciente. Era un programa sencillo con un almacén, varias aulas para catequesis y una sala para reuniones algo más numerosas. Lo más curioso de este encargo fue que aceptaron sin problemas la fachada de paneles realizados con encofrados flexibles y la organización del edificio, pero me pusieron pegas a la propuesta del jardín, donde yo había dibujado una estructura ligera de tubometálico para que treparan las rosas.»... [+]