Centro de Estudios Hidrográficos, Madrid
Miguel Fisac 

Centro de Estudios Hidrográficos, Madrid

Miguel Fisac 


Ante el reproche de su amigo Fernando Casinello por el desinterés que mostraba hacia las soluciones estructurales en sus proyectos, Fisac explora en el concurso para la iglesia de San Esteban de Cuenca (1960) unas vigas de doble curvatura, en cuya sección resultan reconocibles rasgos fundamentales del Centro de Estudios Hidrográficos, la obra que inaugura su madurez profesional.

«El programa requería que el laboratorio de hidráulica tuviera una iluminación homogénea, y yo pensé que era preciso inventar un mecanismo que impidiera la entrada directa del sol. Estudié las condiciones generales de soleamiento y llegué a la conclusión de que la cubierta debía constar de planos inclinados sucesivos. Se lo di a José María Priego —un ingeniero que ellos tenían para hacer presas— y me dijo que con 22 metros de luz no podía hacer vigas con hormigón pretensado, porque no era posible levantar piezas tan grandes. Le di vueltas hasta dar con una solución de dovelas que se parecían mucho al hueso de una vaca; me puse a hacer tanteos a partir del hueso y el ingeniero halló el centro de gravedad. Así que la estructura consta de piezas de un metro de anchura y de casi dos metros de altura que van ensartadas por la catenaria de los cables de postesado. Pero el postesado es una técnica muy difícil, y yo tenía que dar con la persona capaz de hacerlo; entonces supe de Ricardo Barredo, que tenía una patente de anclajes de postesado y de inyección de las vainas de los cables, que es lo más difícil. El montaje de las vigas tenía lugar instalando un caballete a la altura definitiva de la estructura de cubierta; una vez colocadas sobre él las piezas, se introducían dentro de una vaina metálica todos los cables, estirándolos por sus extremos hasta alcanzar la tensión de cálculo. Tras instalar los anclajes, se inyectaba por último el cemento para evitar la corrosión de los hilos metálicos. Esta operación, técnicamente muy complicada, se evitaba con el pretensado, que consiste simplemente en coger unos cables estirados previamente a la tensión de trabajo y luego verter el hormigón, dejándolo fraguar. Puede ir todo terminado a obra, de forma que este método resulta más seguro y barato.»

«Ahora, que hay grúas de más de 400 toneladas, el pretensado es una buena elección, pero para hacer vigas pretensadas de cierta envergadura hay que tener unos medios de transporte y elevación que entonces no había. En este edificio se eligió el postesado porque tenía la ventaja de hacer las piezas más manejables; la viga constaba de una serie de dovelas ensartadas hechas a partir de un molde doble de chapa metálica, que se hormigonaba en horizontal.»... [+]