El MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León) ocupa un solar plano y extenso del centro de León, a pocos cientos de metros de la plaza de San Marcos y del Auditorio Ciudad de León, y no demasiado lejos de su emblemática catedral. El edificio, de una sola planta, se construye por medio de la concatenación de piezas autónomas —cuadrados y rombos con una relación elemento a elemento— que van cosiendo un distorsionado damero de ajedrez y donde los límites, lejos de ajustarse a una forma predeterminada, definen un contorno irregular y quebrado.

El conjunto de salas permite alojar exposiciones de diferentes tamaños y características; cada sala genera un ambiente continuo pero diferenciado espacialmente que se abre a otras salas y patios, propiciando visiones longitudinales, transversales y diagonales, en un complejo tejido tridimensional que incorpora además seis enormes lucernarios.

El espacio interior queda definido por muros de hormigón blanco que constituyen la estructura junto con quinientas vigas prefabricadas del mismo hormigón. Tanto los amplios ventanales que vierten a los patios como los lucernarios están realizados con una doble capa de vidrio, cuya separación construye un espacio intermedio que permite tanto su limpieza como el oscurecimiento total de las salas. La iluminación artificial, de carácter industrial, se implementa con carriles electrificados que funcionan en casos especiales. Cada nave se materializa en la cubierta —quinta fachada y reflejo de la geometría de la planta— en dos niveles: uno corresponde a las galerías registrables de las instalaciones, construidas con cinc al titanio, y el otro a los vasos entre ellas, sobre cada sala de exposiciones, que se construyen como cubiertas invertidas acabadas en grava blanca. El pavimento es de hormigón continuo.

En el exterior, el conjunto envuelve sus paños opacos con vidrios de seguridad translúcidos, coloreados y vitrificados. En el punto de entrada, donde el edificio adopta la disposición de un ágora de forma cóncava que aloja actividades y encuentros, los colores elegidos para teñir el vidrio de la fachada resultan de la digitalización de un trozo del ‘Halconero de la cacería’, la vidriera más antigua de la catedral de León, fechada en el siglo XII.

Entendido como un espacio vivo, sucesión de ambientes iguales y diferentes, abierto a la ciudad y a los ciudadanos, el MUSAC de León pretende crear un espacio donde el arte se sienta cómodo, que ayude al mismo tiempo a borrar la frontera entre lo privado y lo público, entre el ocio y el trabajo: en definitiva, entre el arte y la vida.