El centro cultural de la Fundación Stavros Niarchos está situado en Kallithea, a cuatro kilómetros de Atenas, sobre un inmenso solar que sirvió como circuito de carreras y después como aparcamiento durante los Juegos Olímpicos de 2004. Estos usos lo degradaron y segregaron del resto de la trama urbana, pero, ahora, el enclave se ha recuperado gracias a la creación de un gran parque de 170.000 metros cuadrados, en cuyo extremo sur se levanta una colina artificial sobre la que se posa el edificio mirando al mar, a la manera de un antiguo templo griego.

La referencia al templo se refuerza gracias a la creación de un gran zócalo que funciona a la manera de un crepidoma levantado del suelo, además de con la cortina de esbeltos pilares que envuelve el edificio y con la gran cubierta que protege las dos piezas que conforman el complejo, destinadas a la Biblioteca Nacional y a la Ópera de Grecia, entre las cuales se dispone un espacio abierto, el Ágora, que da acceso a ambas dotaciones.

El edificio para la Ópera está compuesto por dos salas, de 450 y 1.400 plazas. La mayor sigue literalmente la disposición de los teatros ‘a la italiana’, y consiste en cuatro niveles de palcos y una platea con forma de herradura, frente a la cual se abre el arco de embocadura y, tras él, la gran caja escénica formada, en vertical, por un foso, un contrafoso y la parte superior del torreón de tramoya, y, en horizontal, por el escenario, la chácena y dos costados cuya gran profundidad permite el acopio y la rápida sustitución de los decorados.

Por su parte, la sala de lectura de la Biblioteca Nacional se sitúa justo debajo de la gran cubierta. Está formada por una caja completamente acristalada y transparente con vistas de 360º hacia Atenas y, sobre todo, al mar. Esta conexión visual y física con el agua se continúa también en el parque, en la llamada ‘explanada’, donde un canal discurre de norte a sur acompañando los dos ejes peatonales que organizan el conjunto.

Además de generar sombras, la cubierta permite la instalación de 10.000 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos capaces de generar la potencia de 1,5 megavatios exigida para el funcionamiento de la biblioteca y la ópera. Este campo fotovoltaico permite, de este modo, que el edificio sea en buena medida autosuficiente desde el punto de vista energético durante su horario de apertura. Donde ha sido posible, se ha usado la ventilación natural, y esta combinación de estrategias medioambientales activas y pasivas ha hecho posible que el edificio opte a la certificación LEED platino.