La iglesia y el ayuntamiento son los únicos edificios públicos de Riudaura, una aldea gerundense de menos de quinientos habitantes cercana a Olot. El pueblo quería disponer de un nuevo espacio donde realizar actividades culturales, de ocio y de deporte. Para ello se escogió un solar en la entrada de la población, sobre una topografía en depresión, con vistas a la torre de la iglesia.

El reto consistía en crear un entorno capaz de albergar distintas actividades en un marco paisajístico y social singular. El centro se constituye como una línea horizontal que acompaña y muestra el hito vertical de la iglesia, subrayándola. Su posición transversal en el solar permite liberar una plaza frente a él, que se ha recubierto con un pavimento que combina el hormigón con árido de basalto y las planchas de acero. También preside la zona de juegos, bailes y deportes, situada en la parte trasera. Estos ámbitos, anterior y posterior, se conectan a través de unos umbrales oscuros y profundos, ubicados a ambos lados del edificio. El prisma, protegido por un dosel metálico y revestido de chapa conformada —acabada al óxido y barnizada— alberga la sala de exposiciones, el bar y un espacio polivalente para obras teatrales y conferencias, cuyo escenario puede ser utilizado en las fiestas al aire libre.