Para mejorar los accesos del Barrio de San Cruz, se abrió el callejón del Alcázar entre la plaza del Triunfo y la de la Alianza; la demolición dejo al aire una medianera en la esquina de la segunda, que hubo de cubrirse con un muro de ladrillo. Este luce ahora una alegre enredadera y una imagen piadosa; por detrás se asoma la Giralda.
Entre Alianza y Triunfo, a la vista de las murallas del Alcázar, queda el reducido solar de 50 m2 de la vieja casa lindante con el muro. La protección municipal de este y la exigente normativa de alturas limitan el proyecto de Guillermo Vazquez Consuegra, además de la legislación de Protección Oficial para viviendas de 90 m.
A pesar del reducido margen dejado al proyecto, la experiencia del autor abre al máximo el pequeño volumen de dos plantas: con un espacio de doble altura libre para el cuarto de estar, un patio abierto y un zaguán cuyas cancelas permiten, como es clásico en Sevilla, unir calle, patio y estancias; no falta el pavimento de mármol blanco para regar y colocar las macetas tradicionales.
Pero donde le proyecto aprovecha el encanto de su privilegiada situación es en la azotea: tras el muro blanco de las buganvillas se abre una terraza con una pérgola que remonta la fachada. Para arriostrar el muro y sin sobresalir de él se construye un volumen, retranqueado, que la ordenanza de alturas quiere no habitable, sobre el cual aparece una pequeña azotea; esta pequeña pieza incorpora la casa a la tradición andaluza y en buena parte oriental, en la cual el techo de la ciudad es una extensa serie de terrazas cubiertas bajo el cielo del Sur: en este caso, un belvedere con vistas sobre la plaza, la Giralda y el Alcázar sevillanos… [+]