En Comporta, una pequeña población costera del Alentejo portugués, se encuentra un conjunto de casas de alquiler situadas al pie mismo de la playa. El proyecto fue la respuesta a una serie de condiciones muy específicas. Se trataba de convertir un grupo de antiguas casas de pescadores en un pequeño hotel que, sin renunciar a su origen vernáculo, atendiese a los requerimientos modernos de confort.

Bajo esta premisa se recuperaron las piezas existentes, dos de ellas construidas con muros de mampostería encalados y otras dos protegidas con una envolvente de madera local. Los cuatro volúmenes se protegen de la lluvia mediante cubiertas inclinadas y transpirables. Una solución tradicional de esta parte de la costa atlántica portuguesa que consiste en sucesivas capas de paja estabilizadas con tablones sostenidos por un ligero entramado estructural.

El tamaño de las piezas y su posición relativa determinaron su uso. Así, mientras que las piezas más pequeñas, encaladas, se destinaron a habitaciones individuales; los dos edificios mayores, resueltos ambos con un cerramiento de listones de madera, albergan un pabellón de dos habitaciones y un espacio para usos comunes.

El arenal de la playa, al que se accede desde una calle secundaria, se extiende bajo todas las piezas, homogeneizando sus tamaños y sus diferentes acabados. La arena no sólo es el material que resuelve la singular ‘urbanización’ del pequeño poblado, sino que pasa a ser también el acabado interior de los pabellones. Además, la continuidad paisajística procurada por un material tan característico contribuye a alterar la percepción de la escala de los espacios interiores... [+]