Frente a la progresiva desocupación del campo, el proyecto para la rehabilitación y ampliación de una casa de roter (construcción tradicional payesa que comprende una explotación agrícola de pequeñas dimensiones) busca poner en valor las oportunidades que puede ofrecer el medio rural.

La intervención se organizó en dos fases. La primera planteaba la construcción de tres nuevos pabellones vinculados con la edificación existente a través de un patio central. La segunda consistía en la ejecución de un estudio independiente, una alberca y una pérgola ligera inspirada en la carrera (un espacio adyacente a la fachada principal de las construcciones vernáculas que funciona como espacio de reunión en periodos excepcionales como matanzas, fiestas o recogida del cereal). La principal estrategia para la ampliación de la casa consistió en la repetición y rotación del volumen existente, respetando el predominio del muro sobre el hueco, manteniendo la cubierta inclinada y empleando materiales y mano de obra locales. Se genera así una planta de cruz griega con una galería de circulación en torno al patio, que actúa como impluvio, y posibilita la ventilación cruzada en todas las estancias. De esta forma, se consigue estabilizar la temperatura interior durante todo el año, ya que este espacio de circulación funciona como galería captadora en invierno y umbráculo en verano. Además, la decisión de fragmentar la casa en volúmenes independientes posibilita su ocupación parcial o total; una estrategia de sostenibilidad programática que permite la sectorización de los sistemas activos de climatización de acuerdo a las necesidades y supone un importante ahorro de energía.